Saturday, October 29, 2005

Desesperación


Cuánto papel aún? Cuántas palabras todavía? O me equivoco? No son sólo palabras lo que tengo que devolver? Tampoco se trata únicamente de devolver? Se trata además de decidir, de optar, de atreverse?

Cómo saberlo, madre mía? Si callas y volteas el rostro para no mirar mis mejillas húmedas de llanto, y finalmente abandonas el cuarto para tampoco escuchar mis tristes, melancólicos suspiros?

Estoy enferma, sí. Y no es suficiente con que ejecutes las prescripciones del médico. Lo que necesito, más que las medicinas, es tu presencia, madre mía.

Trae tu tejido al cuarto y siéntate a los pies de mi cama o en la silla de mimbre junto a la ventana, y sigue trabajando mientras yo te contemplo en silencio.

No te vayas, madre mía. Hazme companía, por favor.

Tú nunca me has contado cuentos, y yo he leído distraídamente todo lo que caía en mis manos. Por qué entonces quiero ser una escritora? Qué mosca puede haberme picado, de dónde me viene esta fantasía, esta obsesión?

Tal vez de la asociación que hago del escritor con el mago, imaginando que la diferencia entre ellos es la mínima posible en un mundo sin acceso a lo sobrenatural?

En otras épocas menos materialistas qué habría deseado ser?
Tal vez simplemente alguien que anda por ahí recolectando castanas y disfrutando de los atardeceres. Un ser en paz consigo mismo y el mundo.

Pero, y mi sed? Y mi hambre? Mi deseo de plenitud? Mi amor trascendente? Esta locura que me impulsa siempre más allá, más adentro en lo dsconocido? Siempre otro paso aún, sospechando que la vida se encuentra en otra parte? Aquí, pero desde atrás, por entre las bambalinas?

No, aún no he terminado mi aprendizaje. Todo lo que ha concluído es el día. No debo confundir lo objetivo con lo subjetivo. Aún tengo que seguir cayendo, continuar desenmascarándome.

No comments:

Blog Archive

déjame un mensaje