Wednesday, December 15, 2004

El mito de la libertad

En mi caso la libertad es de orientación apolínea. Lo que quiero decir con ésto es que estoy ocupada en la producción de formas bien proporcionadas y armónicas, capaces de transportar valores definidos, unificantes.

Quiero edificar, civilizar, hacer cultura, ves?

En este sentido el ideal que me motiva posee una tendencia clasicista/racional. En lo cual me parece ver un primer atisbo de conflicto.

En efecto, mi experiencia inmediata del mundo muestra con suficiencia que no sólo no hay ningún norte que preexista a mi acción, sino además – y ésto es mucho más gravitante – que la proporción y la armonía sólo son vitalizadoras cuando sorprenden a la razón, llegándole desde afuera, por decirlo así.

Dicho con otras palabras, tanto el Orden como el Caos pertenecen a la naturaleza de las cosas. Tarde o temprano la razón se topa con ellos - a pesar suyo - durante sus exploraciones de estas últimas.

A pesar suyo. Èsto es importante. Muestra que su fuerza es menor. Infiltrando los dominios de la razón, aunque sólo sea en ocasiones, el Orden y el Caos la subvierten y la ensanchan.

Lo cual es suficiente para cancelar la ilusión de su libertad.

Pero lo que ocurre de esta manera no es sólo la dificultad, la incertidumbre, la duda o el error, sino también el acierto y el deslumbramiento.

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