Una palabra me lleva a otra en el interior de la estructura, el patio de juegos de la palabra. Aquí puedo hacer lo que me da la gana sin temor a extraviarme o arruinar algo.
Con la estructura me doy a mi misma una libertad limitada, orientada, canalizada. Una libertad subordinada a otra más amplia, que yo limito en la forma de la estructura.
Imagino la estructura como un andamio de metal alzándose en el firmamento nocturno. Barras cilíndricas firmemente entornilladas unas a otras en sus extremos aplanados, por entre las que me descuelgo y balanceo como una mona. Puedo ascender o descender por ellas, moverme hacia adelante o hacia atrás, a izquierda o derecha.
La noche es el silencio, mis saltos el sentido.
Y la estructura se ensancha, se despliega con mi movimiento. Todo a mi alrededor es estructura. Lo que creo es vacío no es en realidad otra cosa que posibilidad de ampliación y continuidad de la estructura.
Lo que llamo la "realidad" no es exterior a la estructura, sino sólo su enlucimiento. Con la "realidad" le doy un rostro, la vuelvo comunicable e invito a otros a pasearse, a ejercitarse también por ella, con ella.
Pero el enlucimiento de la estructura es algo más que sólo bambalina o juego solipsista, masturbatorio. Si el fundamento de la libertad es un asunto simbólico, la libertad efectiva es un fenómeno intersubjetivo, cierto?
Lo que recorro y construyo con la estructura no es entonces sólo mi creatividad privada, la que se mueve con ella no soy únicamente yo.
Con la estructura me doy a mi misma una libertad limitada, orientada, canalizada. Una libertad subordinada a otra más amplia, que yo limito en la forma de la estructura.
Imagino la estructura como un andamio de metal alzándose en el firmamento nocturno. Barras cilíndricas firmemente entornilladas unas a otras en sus extremos aplanados, por entre las que me descuelgo y balanceo como una mona. Puedo ascender o descender por ellas, moverme hacia adelante o hacia atrás, a izquierda o derecha.
La noche es el silencio, mis saltos el sentido.
Y la estructura se ensancha, se despliega con mi movimiento. Todo a mi alrededor es estructura. Lo que creo es vacío no es en realidad otra cosa que posibilidad de ampliación y continuidad de la estructura.
Lo que llamo la "realidad" no es exterior a la estructura, sino sólo su enlucimiento. Con la "realidad" le doy un rostro, la vuelvo comunicable e invito a otros a pasearse, a ejercitarse también por ella, con ella.
Pero el enlucimiento de la estructura es algo más que sólo bambalina o juego solipsista, masturbatorio. Si el fundamento de la libertad es un asunto simbólico, la libertad efectiva es un fenómeno intersubjetivo, cierto?
Lo que recorro y construyo con la estructura no es entonces sólo mi creatividad privada, la que se mueve con ella no soy únicamente yo.
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