Querida Martha:
El otro día escuché tu voz en el contestador anunciando tu email.
Regresaba de donde Rocamadour en ese momento, era cerca de medianoche.
No es la primera vez que llamas y no me encuentras.
Debes creer que no estoy nunca en casa, pero sólo es coincidencia.
Sabes que he tenido miedo de leer lo que escribes?
Tiene que haber sido miedo porque he venido postergando abrir el correo.
Miedo a que me hagas reproches, a que me resondres.
Productos de mi cabeza, claro.
En tus líneas no hay nada de eso.
Lo que ocurre es que estoy algo decepcionada de mí misma.
Èsto me vuelve paranoica, cautelosa.
Pero no temas. No consiento en nada de eso.
Sé además en qué dirección se encuentra la solución, y me muevo hacia allí.
Tus frases tan cortas dicen sin embargo tanto como los largos párrafos de emails anteriores.
Qué otra cosa podría interesarnos más que saber de nosotras, hermana?
Aunque eso no es fácil entre nosotros, no crees?
Quiero decir, en nuestra familia.
Creo que nunca aprendimos - o yo nunca aprendí - a hacer amistades entre nosotros.
No es lamentable?
Carmelita y José son probablemente amigos.
Cuando dices exportaciones piensas en mí?
Por qué?
Según lo que dices, a lo mejor cuando te mande estas líneas ya no estás en Lima.
No importa, me contestarás a tu regreso.
Un abrazo, hermana. Kimiko
El otro día escuché tu voz en el contestador anunciando tu email.
Regresaba de donde Rocamadour en ese momento, era cerca de medianoche.
No es la primera vez que llamas y no me encuentras.
Debes creer que no estoy nunca en casa, pero sólo es coincidencia.
Sabes que he tenido miedo de leer lo que escribes?
Tiene que haber sido miedo porque he venido postergando abrir el correo.
Miedo a que me hagas reproches, a que me resondres.
Productos de mi cabeza, claro.
En tus líneas no hay nada de eso.
Lo que ocurre es que estoy algo decepcionada de mí misma.
Èsto me vuelve paranoica, cautelosa.
Pero no temas. No consiento en nada de eso.
Sé además en qué dirección se encuentra la solución, y me muevo hacia allí.
Tus frases tan cortas dicen sin embargo tanto como los largos párrafos de emails anteriores.
Qué otra cosa podría interesarnos más que saber de nosotras, hermana?
Aunque eso no es fácil entre nosotros, no crees?
Quiero decir, en nuestra familia.
Creo que nunca aprendimos - o yo nunca aprendí - a hacer amistades entre nosotros.
No es lamentable?
Carmelita y José son probablemente amigos.
Cuando dices exportaciones piensas en mí?
Por qué?
Según lo que dices, a lo mejor cuando te mande estas líneas ya no estás en Lima.
No importa, me contestarás a tu regreso.
Un abrazo, hermana. Kimiko
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