Qué hubo antes del estallido original? Sólo silencio, nada?
Si juzgo por mi propia experiencia subjetiva previa al estallido de cada día lo que antecede a cada comienzo, a cada despertar, es siempre una intención.
Hablo de la intención como mero movimiento expansivo, previo a la reflexión. La intención como relación fundadora tanto del sujeto que se mueve como del objeto en pos del cual inicia el movimiento.
Èsto es, de la intención como puro salto a la acción exterior, a la transcendencia, al devenir.
Pero, por otro lado, allí está también el estallido original de una idea, que puede ser visto como engendramiento, como creación: donde antes sólo había tejido orgánico, materia pulsante, ahora hay sentido abstracto, generalización totalizante. Significado.
Una idea resulta así la continuación por otros medios, en una dimensión distinta, del proceso que llamo vida.
El viejo estallido cósmico no puede de esta manera ser otra cosa que:
- o bien emanación de una realidad anterior más elemental que, igual al despertar cotidiano, supone desde el vamos una distribución de papeles que no es posible modificar - para no decir nada de conocer.
- o bien transmutación materializadora, desaceleramiento de una forma primordial de la energía que, reproduciendo el proceso de la creación de sentido, arranca de su propia carne con dolor, por decirlo así, la masa de todos los mundos posibles.
Esta es precisamente la disyuntiva frente a la que me encuentro cada vez que me pregunto por el modo de desplegar mi poesía.
Cuál es la forma de transcendencia que me conducirá a ella? La insinuada por la simple expansión irreflexiva del estallido? O la que hay implícita en el laborioso trabajo de la construcción de sentido?
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