El reino es de este mundo

Decirlo todo y no reprocharme nada. Camino del hortelano entre los surcos. Palacios inundados. Princesas bellas como venus.

Quién, si no yo, rotas las cadenas, quemadas todas las naves! Atila avanzando hacia occidente! Me importa un comino lo que queda atrás! Ruinas, tierra quemada!

Bajo del potro y piso el suelo virgen. Sílice y aluminio. Alabastro, cuarzo. La tierra madre.

El reino es de este mundo, prosaico y familiar.

Decirlo todo para terminar de una maldita vez con los preparativos. Enloquecer ya, y para siempre. El verbo se ha hecho carne y habita entre nosotros.

Juan el Bautista ha muerto, terminada su misión. Degollado en medio del charco de semen.

La hija del Hombre hará finalmente lo que le place. Estirará las manos hacia la mesa para tomar su trozo de torta.

Yo, la gitana, la sarracena, la sefardita. La loca, la loca.

Estoy afirmando que el Ser es posible, de aquí mi temblor. La que defiendo es después de todo una racionalidad del porvenir. Mi deber es sostenerme en la batalla.

El ojo atravieza la espora y decubre el protón. Uno solo, estimulando el nervio, activando la imagen.

Que bestia! Las imágenes en mi cabeza me aterrorizan. Las imágenes del otro lado de mis párpados!

Las imágenes! Me aterrorizan!

Tengo que concntrar mi atención en ellas, aprender a soportar sus detalles. Tengo que revelarle al mundo lo que aún es posible en esta edad del punk y la diversión cibernética, del xtasy y el synthesizer.

Aunque ahora tartamudee, pronto se escuchará mi canto. No voy a retroceder ahora.