Querida Martha:
Los días vuelven a acumularse sin que logre sentarme a escribirte.
Por qué será?
He estado pensando que probablemente se debe al tiempo que ha pasado, como tú misma sugieres.
Hemos crecido en diferentes direcciones y nos cuesta volver a aproximarnos.
Nos da pereza tener que explicarnos, salvar con argumentos la distancia que nos separa.
Es difícil después de todo explicarse sin caer en contradicciones o buscar justificarse.
Esa es una posibilidad.
Y probablemente hay otras.
Pero no tenemos que enumerarlas todas ni entenderlo de la manera que ellas sugieren.
La situación es como es y lo mejor es comenzar por aceptarla.
Construir algo distinto a partir de ella.
Mis frases están en plural para facilitarme las cosas.
Cuando las leas harás bien en interpretarlas como escritas en la primera persona del singular.
Sólo estoy hablando de mí.
Hace unos días traté de mandarte una fotos de mi entorno.
Quiero decir, de la ciudad tal como la vivo yo.
Para quitarte esa idea de que Berlin es una ciudad obscura.
Tuve algunas dificultades con el programa, y finalmente desistí.
Pero voy a seguir tratando.
Mamá cumple 100 anos.
Suena increíble, pero es real.
Es algo para sentirse orgullosa.
De esa madera estamos hechas todas.
Reunirnos ese día, dices.
No es lo menos que podríamos hacer?
Esta nota de Mariela Balbi en El Comercio trata sobre los Moches, la encontré el otro día en una página web peruana:
"El norte del Perú, La Libertad y Lambayeque tienen un espíritu y un encanto único característico y seductor. Más allá de las rencillas políticas, bien puede convertirse en un circuito turístico con tanta belleza como el del sur andino. Y aunque no posee un Machu Picchu, cuenta con restos arqueológicos de gran valor, fascinantes para quienes los visitan. Solo a manera de ejemplo, al término del recorrido del museo Tumbas Reales de Sipán, uno queda rendido ante la estética y majestuosidad de estos antepasados.
El mundo mochica era diverso: grandes agricultores, mejores ingenieros hidráulicos, con una tierra fértil como pocas, pescadores, acuciosos astrónomos, artesanos del metal con una técnica única y de resultados espectaculares. Y si juzgamos por la ferocidad de uno de sus dioses: El Degollador, partícipe de sacrificios humanos, encontraremos una sociedad compleja y de gran desarrollo. La magia de la cultura Moche aún perdura en el norte y constituye un gran atractivo para quien visita esta región. Recorrer la huaca del Sol y la Luna, El Brujo, Túcume, Chan Chan (ambos chimúes, pero igualmente bellos), los museos Sipán y Sicán, es internarse en un mundo privilegiado, que nos deja con la boca bien abierta y el espíritu renovado. Han pasado muchos siglos, pero la impronta moche perdura, cautiva, creando un sortilegio del cual es difícil escapar. Esa es la base del éxito de este circuito turístico.
A ello se suma el delicioso sentido gastronómico de este norte mágico. Cebiche, causa, tortilla de raya, cabrito, zapallo loche, sopa teóloga, espesado, chambar y otros insumos que, a juzgar por sus ceramios, estos insumos, estaban presentes en la mesa real. Los huacos nos muestran venados, todo tipo de especies marinas, chirimoyas, patos hasta las brochetas o anticuchos que vemos en la iconografía del Señor de Sipán. El norte cuenta, además, con una gran cohesión cultural. Quién sabe, el símbolo de su identidad sea la bellísima marinera norteña. Lo constatamos al asistir al reciente concurso anual de esta danza; durante tres días Trujillo vibra, baila, celebra con marinera. Debates, vestuarios, coreografías, competencia con categorías, semifinales, etc., inundan esta ciudad extraordinaria de magníficas casonas coloniales y republicanas. Chiclayo (lástima que el cemento destruyera la antigua ciudad) compite codo a codo con Trujillo en marinera, en gastronomía y simpatía. La marinera es para todos, los de alcurnia y los sin ella, bailarla es casi un deber.
Los hijos del norte quieren a su tierra y tratan de vivir en ella, resistiéndose a la tentación limeña. Regresan, se preocupan, alternan, bailan y vaya si se divierten. Sería mezquino no mencionar dos iniciativas culturales que le dan más sabor aun a este mágico y cautivador norte: el Museo del Juguete, hecho a punche y esfuerzo por el gran pintor Gerardo Chávez. Divertido, bonito y soñador. También la Feria del Libro de Trujillo, acertada iniciativa que tiene ya un lugar en la vida cultural y a donde llegan piuranos y extranjeros. Solo un dato para comprender su importancia: asistieron diez mil almas en cada uno de sus diez días. Mejor que en Lima, ¿o no?"
La nota llamó mi atención porque Mariela Balbi estudió conmigo en la Católica.
Cuando la leí la encontré además bien escrita y de buen gusto.
Me hizo recordar el terruno.
Esta frase me intriga: "Chiclayo (lástima que el cemento destruyera la antigua ciudad) compite...etc.".
A qué se refiere?
Un abrazo hermana
kimiko
Los días vuelven a acumularse sin que logre sentarme a escribirte.
Por qué será?
He estado pensando que probablemente se debe al tiempo que ha pasado, como tú misma sugieres.
Hemos crecido en diferentes direcciones y nos cuesta volver a aproximarnos.
Nos da pereza tener que explicarnos, salvar con argumentos la distancia que nos separa.
Es difícil después de todo explicarse sin caer en contradicciones o buscar justificarse.
Esa es una posibilidad.
Y probablemente hay otras.
Pero no tenemos que enumerarlas todas ni entenderlo de la manera que ellas sugieren.
La situación es como es y lo mejor es comenzar por aceptarla.
Construir algo distinto a partir de ella.
Mis frases están en plural para facilitarme las cosas.
Cuando las leas harás bien en interpretarlas como escritas en la primera persona del singular.
Sólo estoy hablando de mí.
Hace unos días traté de mandarte una fotos de mi entorno.
Quiero decir, de la ciudad tal como la vivo yo.
Para quitarte esa idea de que Berlin es una ciudad obscura.
Tuve algunas dificultades con el programa, y finalmente desistí.
Pero voy a seguir tratando.
Mamá cumple 100 anos.
Suena increíble, pero es real.
Es algo para sentirse orgullosa.
De esa madera estamos hechas todas.
Reunirnos ese día, dices.
No es lo menos que podríamos hacer?
Esta nota de Mariela Balbi en El Comercio trata sobre los Moches, la encontré el otro día en una página web peruana:
"El norte del Perú, La Libertad y Lambayeque tienen un espíritu y un encanto único característico y seductor. Más allá de las rencillas políticas, bien puede convertirse en un circuito turístico con tanta belleza como el del sur andino. Y aunque no posee un Machu Picchu, cuenta con restos arqueológicos de gran valor, fascinantes para quienes los visitan. Solo a manera de ejemplo, al término del recorrido del museo Tumbas Reales de Sipán, uno queda rendido ante la estética y majestuosidad de estos antepasados.
El mundo mochica era diverso: grandes agricultores, mejores ingenieros hidráulicos, con una tierra fértil como pocas, pescadores, acuciosos astrónomos, artesanos del metal con una técnica única y de resultados espectaculares. Y si juzgamos por la ferocidad de uno de sus dioses: El Degollador, partícipe de sacrificios humanos, encontraremos una sociedad compleja y de gran desarrollo. La magia de la cultura Moche aún perdura en el norte y constituye un gran atractivo para quien visita esta región. Recorrer la huaca del Sol y la Luna, El Brujo, Túcume, Chan Chan (ambos chimúes, pero igualmente bellos), los museos Sipán y Sicán, es internarse en un mundo privilegiado, que nos deja con la boca bien abierta y el espíritu renovado. Han pasado muchos siglos, pero la impronta moche perdura, cautiva, creando un sortilegio del cual es difícil escapar. Esa es la base del éxito de este circuito turístico.
A ello se suma el delicioso sentido gastronómico de este norte mágico. Cebiche, causa, tortilla de raya, cabrito, zapallo loche, sopa teóloga, espesado, chambar y otros insumos que, a juzgar por sus ceramios, estos insumos, estaban presentes en la mesa real. Los huacos nos muestran venados, todo tipo de especies marinas, chirimoyas, patos hasta las brochetas o anticuchos que vemos en la iconografía del Señor de Sipán. El norte cuenta, además, con una gran cohesión cultural. Quién sabe, el símbolo de su identidad sea la bellísima marinera norteña. Lo constatamos al asistir al reciente concurso anual de esta danza; durante tres días Trujillo vibra, baila, celebra con marinera. Debates, vestuarios, coreografías, competencia con categorías, semifinales, etc., inundan esta ciudad extraordinaria de magníficas casonas coloniales y republicanas. Chiclayo (lástima que el cemento destruyera la antigua ciudad) compite codo a codo con Trujillo en marinera, en gastronomía y simpatía. La marinera es para todos, los de alcurnia y los sin ella, bailarla es casi un deber.
Los hijos del norte quieren a su tierra y tratan de vivir en ella, resistiéndose a la tentación limeña. Regresan, se preocupan, alternan, bailan y vaya si se divierten. Sería mezquino no mencionar dos iniciativas culturales que le dan más sabor aun a este mágico y cautivador norte: el Museo del Juguete, hecho a punche y esfuerzo por el gran pintor Gerardo Chávez. Divertido, bonito y soñador. También la Feria del Libro de Trujillo, acertada iniciativa que tiene ya un lugar en la vida cultural y a donde llegan piuranos y extranjeros. Solo un dato para comprender su importancia: asistieron diez mil almas en cada uno de sus diez días. Mejor que en Lima, ¿o no?"
La nota llamó mi atención porque Mariela Balbi estudió conmigo en la Católica.
Cuando la leí la encontré además bien escrita y de buen gusto.
Me hizo recordar el terruno.
Esta frase me intriga: "Chiclayo (lástima que el cemento destruyera la antigua ciudad) compite...etc.".
A qué se refiere?
Un abrazo hermana
kimiko
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