Querido Eduardo:
No te he contestado desde que me escribiste contando de tu segunda operación de los ojos. No sabes qué mal me siento por eso.
En esa ocasión me pediste también averiguar el origen del apellido de Lillian. No se me ha ocurrido dónde comenzar. Tampoco he tenido ganas. No tengo ganas para nada, sabes. He perdido la curiosidad, el entusiasmo. Cómo esperar de mí que me ocupe en algo tan particular, tan privado? Tan alejado de las preocupaciones del momento. Recuerdo haberme hecho preguntas de este tipo en esa ocasión.
Todas mis energías están dedicadas a la tarea de sobrevivir. Sobrevivir a los reclamos de la existencia material. Sobrevivir para hacer algo más que simplemente sobrevivir. No sé si me entiendes.
Tal vez crees que estoy jugando con las palabras. Recuerdo que una vez me dijiste "no juegues con nosotros". Te referías a mi perversa ironía, a mi negro sentido del humor en las cartas que escribía a casa. Y probablemente tenías razón. Una se equivoca fácilmente cuando está desorientada. Una proyecta entonces al exterior lo que no desea en sí misma.
Pero esa es sólo una cara de la medalla. La otra es que una está buscando la orientación que necesita. Con los medios a su alcance. Y éstos son insuficientes, claro. De otro modo no estaría desorientada.
Te digo estas cosas porque ahora vuelves a hacerme un reproche parecido. Pero esta vez yo no estoy tan desorientada como entonces. Escribes "hay algo de cierto y mucho de fantasia en lo que dices".
Esta frase es más importante que lo que parece parece a primera vista. En ella opones la fantasía a la verdad de un modo que deja claro cómo en tus ojos sólo la segunda es seria. Esta opción es ideológica.
Lo que quiero decir con ésto es simplemente que es posible concebir otras relaciones entre las dos. No únicamente una de oposición. Y mucho menos una oposición que signifique la aniquilación de alguna de ellas. Me sigues?
Ojalá lo hagas. Porque no quiero que pienses que estoy peleando contigo. Sólo estoy tratando de decir sin rodeos lo que siento. Igual que tú has hecho con tus líneas. Qué otro sentido podría tener escribirnos?
Un abrazo, hermano
kimiko
ps. El curso acelerado de peluquería que me mandas me hizo recordar que en un tiempo estuve pensando ganarme la vida con esa profesión. Qué risa!
No te he contestado desde que me escribiste contando de tu segunda operación de los ojos. No sabes qué mal me siento por eso.
En esa ocasión me pediste también averiguar el origen del apellido de Lillian. No se me ha ocurrido dónde comenzar. Tampoco he tenido ganas. No tengo ganas para nada, sabes. He perdido la curiosidad, el entusiasmo. Cómo esperar de mí que me ocupe en algo tan particular, tan privado? Tan alejado de las preocupaciones del momento. Recuerdo haberme hecho preguntas de este tipo en esa ocasión.
Todas mis energías están dedicadas a la tarea de sobrevivir. Sobrevivir a los reclamos de la existencia material. Sobrevivir para hacer algo más que simplemente sobrevivir. No sé si me entiendes.
Tal vez crees que estoy jugando con las palabras. Recuerdo que una vez me dijiste "no juegues con nosotros". Te referías a mi perversa ironía, a mi negro sentido del humor en las cartas que escribía a casa. Y probablemente tenías razón. Una se equivoca fácilmente cuando está desorientada. Una proyecta entonces al exterior lo que no desea en sí misma.
Pero esa es sólo una cara de la medalla. La otra es que una está buscando la orientación que necesita. Con los medios a su alcance. Y éstos son insuficientes, claro. De otro modo no estaría desorientada.
Te digo estas cosas porque ahora vuelves a hacerme un reproche parecido. Pero esta vez yo no estoy tan desorientada como entonces. Escribes "hay algo de cierto y mucho de fantasia en lo que dices".
Esta frase es más importante que lo que parece parece a primera vista. En ella opones la fantasía a la verdad de un modo que deja claro cómo en tus ojos sólo la segunda es seria. Esta opción es ideológica.
Lo que quiero decir con ésto es simplemente que es posible concebir otras relaciones entre las dos. No únicamente una de oposición. Y mucho menos una oposición que signifique la aniquilación de alguna de ellas. Me sigues?
Ojalá lo hagas. Porque no quiero que pienses que estoy peleando contigo. Sólo estoy tratando de decir sin rodeos lo que siento. Igual que tú has hecho con tus líneas. Qué otro sentido podría tener escribirnos?
Un abrazo, hermano
kimiko
ps. El curso acelerado de peluquería que me mandas me hizo recordar que en un tiempo estuve pensando ganarme la vida con esa profesión. Qué risa!
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